Movimiento estético, complejo y bastante difícil de precisar que floreció en Europa, especialmente en Alemania, a principios del siglo XX, cuya autoría intelectual pocas personas lo siguen, se caracterizó por la expresividad anímica y subjetiva del arte, como reacción frente a la sensorialidad del impresionismo y el positivo de fines de siglo XIX. Louis Corinth en la XXII Exposición de la Secesión en 1911, comentó que el termino expresionismo se daría como sinónimo de arte moderno.
El Expresionismo se caracterizó como una obra de arte, independiente de la época que se produzca, esta antepone la expresividad al código formal. Ocupando tal vez solo una delimitada y muy corta etapa de su desarrollo artístico global. Según Wassily Kandisk su etapa expresionista que dura hasta 1914, lo condujo paso a paso a la pintura abstracta. Pero por otro lado en la fundación de la Bauhaus en 1919 se estaba influido el lenguaje expresionismo.
Históricamente el expresionismo arquitectónico se enmarca en el contexto de la revolución alemana de noviembre (1918) que da nacimiento a la República de Weimar, confluyendo en ella la vanguardia y la utopía, aunque puede hacerse referencia a un protoexpresionismo evidente en arquitectura industrial en relación con los proyectos y realizaciones de Behrens para la AEG de Berlín y los de Poelzig en Poznan.
La arquitectura tuvo representación en el expresionismo principalmente a través de la obra de Hans Poelzig, Erick Mendelsohn, Max Berg y Bruno Tant, entre otros. Se expresa tanto en el movimiento y la deformación de la materia –en la Torre Einstein, en Postsdam–, como en la escala cuasi pesadillesca y las columnas óseas –en el Jarhunderthalle de Max Berg.
Quizás en ninguna expresión esta transición se pueda seguir en forma tan patente como en la música.
Se viven tiempos de revolución en Alemania, nacen las primeras asociaciones de arquitectos, artistas e intelectuales y se crean el Novembergruppe (Grupo de Noviembre) y el Arbeistrat für Kunst (Consejo de Trabajo para el Arte), que durará dos años y medio.
Uno de sus ideales difundido repetidamente, es el unir las artes bajo las alas de la arquitectura. Como líneas de actuación se plantean el trabajar fuera del mercado burgués e ir más allá de las escuelas tradicionales. Estos grupos de trabajo son de gran interés histórico-sociológico, pero gran parte de su documentación fue destruida por los nazis.
En 1905 la fundación de la comunidad artística Die Brucke (El Puente) que era la unión de artistas que trabajan y temporalmente viven juntos, primero se mantiene su base en Dresde para después moverse a Berlín, preocupándose solo de plasmar por medio de imágenes las experiencias sensoriales y las impresiones visuales de la vida cotidiana; en 1912 con el Jinete Azul, se manifiesta de forma diferente porque eran mucho más intelectuales, con declaraciones escritas y manifiestos; y en 1920 el fin de los disturbios revolucionarios de la postguerra que son lo que marcan el inicio y fin del movimiento en Alemania.
Bruno Taut, colabora con el grupo que trabaja voluntaria y deliberadamente en el plano de la utopía, ya que él mismo declara “Hoy no hay nada que hacer. No tenemos ladrillos ni cemento. No hay trabajo para el arquitecto; en consecuencia es el momento de trabajar en serio. Es el momento de no ser manipulados profesionalmente, pero es el momento de crear cultura”. A los arquitectos se les puede acusar de no haber producido obras, pero no se les puede negar el mérito de haber creado cultura arquitectónica, que sí tendrá gran importancia en la segunda parte de la República de Weimar, cuando, gracias a los créditos norteamericanos, se pueden empezar a construir barrios de tipo popular.
El Expresionismo se caracterizó como una obra de arte, independiente de la época que se produzca, esta antepone la expresividad al código formal. Ocupando tal vez solo una delimitada y muy corta etapa de su desarrollo artístico global. Según Wassily Kandisk su etapa expresionista que dura hasta 1914, lo condujo paso a paso a la pintura abstracta. Pero por otro lado en la fundación de la Bauhaus en 1919 se estaba influido el lenguaje expresionismo.
Históricamente el expresionismo arquitectónico se enmarca en el contexto de la revolución alemana de noviembre (1918) que da nacimiento a la República de Weimar, confluyendo en ella la vanguardia y la utopía, aunque puede hacerse referencia a un protoexpresionismo evidente en arquitectura industrial en relación con los proyectos y realizaciones de Behrens para la AEG de Berlín y los de Poelzig en Poznan.
La arquitectura tuvo representación en el expresionismo principalmente a través de la obra de Hans Poelzig, Erick Mendelsohn, Max Berg y Bruno Tant, entre otros. Se expresa tanto en el movimiento y la deformación de la materia –en la Torre Einstein, en Postsdam–, como en la escala cuasi pesadillesca y las columnas óseas –en el Jarhunderthalle de Max Berg.
Quizás en ninguna expresión esta transición se pueda seguir en forma tan patente como en la música.
Se viven tiempos de revolución en Alemania, nacen las primeras asociaciones de arquitectos, artistas e intelectuales y se crean el Novembergruppe (Grupo de Noviembre) y el Arbeistrat für Kunst (Consejo de Trabajo para el Arte), que durará dos años y medio.
Uno de sus ideales difundido repetidamente, es el unir las artes bajo las alas de la arquitectura. Como líneas de actuación se plantean el trabajar fuera del mercado burgués e ir más allá de las escuelas tradicionales. Estos grupos de trabajo son de gran interés histórico-sociológico, pero gran parte de su documentación fue destruida por los nazis.
En 1905 la fundación de la comunidad artística Die Brucke (El Puente) que era la unión de artistas que trabajan y temporalmente viven juntos, primero se mantiene su base en Dresde para después moverse a Berlín, preocupándose solo de plasmar por medio de imágenes las experiencias sensoriales y las impresiones visuales de la vida cotidiana; en 1912 con el Jinete Azul, se manifiesta de forma diferente porque eran mucho más intelectuales, con declaraciones escritas y manifiestos; y en 1920 el fin de los disturbios revolucionarios de la postguerra que son lo que marcan el inicio y fin del movimiento en Alemania.
Bruno Taut, colabora con el grupo que trabaja voluntaria y deliberadamente en el plano de la utopía, ya que él mismo declara “Hoy no hay nada que hacer. No tenemos ladrillos ni cemento. No hay trabajo para el arquitecto; en consecuencia es el momento de trabajar en serio. Es el momento de no ser manipulados profesionalmente, pero es el momento de crear cultura”. A los arquitectos se les puede acusar de no haber producido obras, pero no se les puede negar el mérito de haber creado cultura arquitectónica, que sí tendrá gran importancia en la segunda parte de la República de Weimar, cuando, gracias a los créditos norteamericanos, se pueden empezar a construir barrios de tipo popular.
Imágenes:
Fotograma del Gabinete del doctor Caligari (1920), Robert Wiene.
Torre Einstein (1921), Erich Mendelsohn.
Glashaus (1914), Bruno Taut.
Bibliografía:
Stroeter, Joâo Rodolfo (1994). Teorías sobre la Arquitectura. México: Trillas.
Elger, D; Taschen, B. (1991). Expresionismo, Una
Revolución Artística Alemana. Alemania, Taschen.
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